Construir un edificio por piezas es posible

Montar un edificio de viviendas pieza a pieza. O un colegio. O un edificio de oficinas. La construcción industrializada puede dar un salto de gigante, como en el pasado ya lo hizo la industria del automóvil, fabricando cada uno de los componentes en fábrica, transportándolos a la promoción correspondiente y montando todas las piezas ‘in situ’, como si se tratase de la estantería Ekenabben de IKEA.

   

Un paso de gigante que vuelve a mirar los edificios desde la perspectiva de las dos dimensiones en lugar de las 3D y que puede suponer empujón espaldarazo definitivo a un sector que, a diferencia del automovilístico, no ha conseguido industrializarse al 100% ya que todos los pasos dados hasta la fecha han ido en dirección de la construcción por módulos. Todo eso está a punto de cambiar.

«Imagina que en lugar de transportar en un camión un módulo de 60 metros cuadrados de un proyecto, en el que prácticamente todo lo que transportas es aire, transportaras 1.000 metros cuadrados. El salto es brutal. Y el ahorro de costes, también. Es la revolución de la construcción«, explica a El Confidencial Begoña López Ferrer, una de las personas con más experiencia en construcción industrializada en España y quien apuesta por la construcción de cualquier edificio a partir de componentes.

Una apuesta por la construcción de cualquier edificio a partir de componentes

Junto a un equipo de casi una veintena de ingenieros y arquitectos, decidía dar el salto este verano y poner en marcha, Componentes y Unidades Constructivasla primera ingeniería en España capaz de construir cualquier tipo de edificio por componentes, por piezas, como si de un coche o de un mueble de IKEA se tratara. En su aventura cuentan, asimismo, con la ayuda de otras 25 personas del departamento de construcción e ingeniería de la Universidad Politécnica de Asturias.

«Cuando hicimos con la empresa Modultec el primer edificio modular en altura en España, había más gente mirando que trabajando en el montaje. Fue un reto espectacular», recuerda López Ferrer.

Su apuesta, y la de todo su equipo, puede resolver algunos de los grandes problemas a los que se enfrenta el sector de la construcción en España: el fuerte incremento de los costes de construcción, con la consiguiente desviación en los presupuestos de obra, y la enorme escasez de mano de obra cualificada. Dos de los grandes lastres que lleva a sus espaldas el inmobiliario. Dos lastres, de difícil solución, especialmente el de la falta de mano de obra, en el corto plazo.

Para que nos hagamos una idea, la Confederación Nacional de la Construcción calcula que el sector necesita 700.000 nuevos puestos de trabajo, especialmente jóvenes, para afrontar el gran volumen de obras que se espera que traigan consigo los fondos europeos Next Generation. Peones, albañiles, jefes de obra… son solo algunos de los profesionales más buscados en un sector que emplea actualmente a 1,3 millones de personas, la mitad que cuando estalló la burbuja inmobiliaria -2,8 millones-, en 2008.

Pero además, existe otro gran quebradero de cabeza para el sector: el imparable incremento de los costes de construcción. La madera, por ejemplo, se ha encarecido, nada más y nada menos que un 125%, pero también el aluminio, el acero o el PVC han subido con fuerza… Una gran lista que ha puesto en alerta a una industria que llegó a representar el 12% del PIB y que ahora supone el 7% de nuestra economía. Unos costes que dentro de un proceso de construcción industrializada por componentes podrían estar bajo control, con presupuestos cerrados y sin desviaciones.

«Somos la primera ingeniería que se dedica en exclusiva a la construcción industrializada, tanto en procesos como en proyecto. IKEA revolucionó el sector del mueble al dividirlo todo en componentes y nosotros queremos hacer lo mismo en el inmobiliario. En el caso del gigante sueco, alguno de esos componentes como los tornillos o las bisagras es estándar y se fabrican en serie, lo que permite abaratar los costes. Lo mismo sucede en el sector del automóvil. Al fabricar en serie los elementos y meterlos en una cadena de producción, bajan mucho los precios», explica Begoña López Ferrer.

Desde hace 20 años, el equipo de Componentes y Unidades Constructivas ha trabajado en multitud de proyectos industrializados como fabricantes, fundamentalmente módulos. A sus espaldas, más de 300.000 metros cuadrados de construcción modular.

Entre ellos más de medio centenar de colegios, hospitales, centros de salud, McDonalds, Starbucks, Vips, KFC o las residencias de la ciudad deportiva del Real Madrid, junto al arquitecto Carlos Lamela, para FCC y San José: 6.000 metros cuadrados en apenas 3 meses. Asimismofue el equipo que hizo el anteproyecto inicial del hospital Zendal junto con el estudio de arquitectura AIDHOS.

«Ahora vamos a desarrollar la ingeniería necesaria para poder construir cualquier edificio en una nave. Hemos ido evolucionando y ya no vemos el edificio como un todo, sino como partes, como componentes. Hemos pasado del 3D al 2D, las fachadas por un lado, las paredes por otro… El IKEA de los edificios«, añade López Ferrer. «Y es que con el tiempo hemos visto que la construcción industrializada por módulos es muy costosa. Solo con el coste del transporte de los módulos no podemos competir con la construcción. Ahora, por el contrario, ya no transportamos aire. Llevamos los componentes a la obra y se montan allí».

La gran revolución que plantean Begoña y su equipo consiste, asimismo, en diseñar la cadena de producción para fabricar todos los elementos que necesita un proyecto inmobiliario. Cualquier proyecto inmobiliario. Independientemente de su tamaño. De hecho, cuanto más grande, mejor. «Lo más fácil es cualquier proyecto grande. Las viviendas plurifamiliares, en altura, son lo más sencillo».

Y, ¿cómo se reducen los costes?

«Como no se puede atacar los costes de los materiales ni la mano de obra, hay que atacar la productividad. Pero hay que saber hacerlo. Si a la ingeniería industrializada se le suma la producción automatizada, el resultado es un producto o un proceso más barato. Y consiguiendo la economía de escala, como sucede en otros sectores, se reduce el coste. Diseñamos las líneas de producción, los planos de ingeniería… Tan importante es la ingeniería de producción para el producto como el proceso para abaratar costes. Y lo más interesante es que se puede llegar al grado de industrialización que se quiera, ya que hablamos de construcción por montaje de componentes», explica Begoña López Ferrer.

«El promotor, desde el minuto uno tiene precio y plazo cerrado, no hay desviación de presupuesto»

Es una apuesta en la que, en su opinión, todos salen ganando. «El arquitecto debe realizar un gran esfuerzo a la hora de elaborar un proyecto muy detallado, pero posteriormente, la supervisión de obra es mucho más sencilla. Para el promotor, por su parte, desde el minuto uno tiene precio y plazo cerrado. No hay desviaciones en la obra y, por tanto, no hay desviaciones de presupuesto. Sin olvidar que los plazos se reducen hasta un 50%. Por ejemplo, se pueden instalar 500 metros cuadrados diarios de forjado. Lo cual, si se trata de iniciativas privadas, se traduce en una mayor rentabilidad de la inversión.

Además», prosigue, «desde el punto de vista del empleo, será más fácil atraer trabajadores a una industria con tecnología e innovación que a pie de obra».

De hecho, la elevada siniestralidad del sector de la construcción, unido a la falta de estabilidad laboral convierten a la construcción en un sector poco atractivo para los jóvenes, que son quienes deberían tomar el relevo generacional.

«La falta de relevo generacional es un problema de difícil solución. Ya que, por ejemplo, a nivel de inmigración, España no es un país atractivo para los trabajadores de la construcción de otros países. No en vanos, nos encontramos en el puesto 34 de los mejores países para los trabajadores de la construcción, según salario, nivel de vida y siniestralidad laboral en el sector».

En opinión de Begoña López Ferrer, «todos estos factores han provocado que el sector se tenga que renovar. Que el cambio deba producirse por necesidad. Pero para que esto funcione hay que tener una industria mínima y hay que tener continuidad porque tiene unos costes fijos muy elevados. Y el problema es que en nuestro país no se cuida el tejido industrial porque no interesa. Alemania, Francia o Reino Unido sí se han dado cuenta a tiempo de que reconvertir la industria les proporciona estabilidad. Y en España, las ayudas y el apoyo de la iniciativa pública deberían dar ejemplo, ya que a nivel privado si hay mucho interés por invertir».

Evita desviaciones en los presupuestos y los plazos se reducen en un 50%

Las implicaciones de la construcción industrializada por componentes controlarán costes y reducirán plazos, pero también aporta ventajas a largo plazo, tal y como explica la CEO de esta ingeniería. «La huella de carbono bajo este sistema es mínima. Se generan menos residuos. Pero también habrá una mayor durabilidad de los materiales utilizados y, por tanto, los edificios requerirán de un menor mantenimiento. Lo que a la larga supone una mayor rentabilidad para el inversor».

La compañía acaba de despegar y lo hace con varios proyectos en la mochila. Trabaja con Grupo Porcelanosa en el componente de baños modulares, también en el proyecto de industrialización del Hospital 12 de octubre para Sacyr, con KFC en su proyecto modular de nuevos edificios y en otros grandes proyectos inmobiliarios entre los que figuran residencias de la tercera edad o residencias de estudiantes. Los grandes proyectos de ‘build to rent’ que saldrán a lo largo de los próximos años en España también están en su punto de mira.

«La incorporación de la tecnología y la robotización a los procesos, junto con los nuevos materiales y los sistemas de trabajo automatizados y estandarizados suponen un salto de calidad en el mundo de la construcción. Pero la evolución real está en pensar de otro modo, para construir de otro modo. La clave está en aplicar los sistemas constructivos óptimos en cada proyecto para mejorar la productividad. El éxito no solo reside en la integración de sistemas, sino en poder fabricar los componentes de forma seriada, beneficiándonos de todas las ventajas de innovación y optimización de rendimientos que la fabricación industrial puede aportar a la construcción. En definitiva, en transformar cualquier proyecto convencional en un proyecto industrializado optimizando precio y plazos«, concluye.

 

Visita aquí el artículo de El Confidencial