Mª Begoña López Ferrer  •  blf@componentesyunidades.com

Mas calidad, mejores prestaciones y menos coste. Eso es industrializar

¿Puede la construcción concebir un edificio como un producto? La respuesta es sí, que puede y debe hacerlo. Desde esta perspectiva, la construcción industrializada es la mayor garantía para ofrecer un producto eficiente, sostenible, con capacidad para fidelizar el talento, generar empleo y futuro para el sector. Es un tipo de construcción que incorpora lo mejor de la industria, basándose en la tecnología, velando por la sostenibilidad y reduciendo el precio y el plazo.

Así resumieron qué es la construcción industrializada los expertos que participaron en el coloquio ‘Construcción Industrializada, un reto a afrontar’, organizado por EL CORREO y en el que participaron – Sebastián Waliño, director de Contratación e Innovación de ALTUNA Y URIA SA, Fernando Larraza Gaminde, Socio y Director de PRECOM, Mª Begoña López Ferrer, CEO & Founder de COMPONENTES Y UNIDADES iBOS ARQUITECTURA y José Antonio Jiménez, responsable del departamento técnico y prescripción de Soudal
El debate estuvo moderado por , Jon Ansoleaga Ugarte, director general de BUILD:INN Basque Construction Cluster.

«La construcción industrializada tiene que ser la que nos da la mejor calidad, las mejores prestaciones y al menor coste posible» indicaba Begoña López, cuando se refería a qué puede ofrecer el modelo industrializado al demandante de vivienda. “Al consumidor final tiene que resultarle más confortable y segura, con todos los controles que garantizan los procesos fabriles”, continuaba.

Debemos ver un edificio como un producto. “Un usuario que va a comprar un coche, ¿qué prefiere? ¿uno fabricado artesanalmente o uno realizado en la cadena de producción con todos los controles?», cuestionó Begoña López. «Le estamos dando un mejor producto al mismo precio, e incluso en el mejor de los casos, se lo daremos a un menor coste. Así que lo debería ver como algo positivo».

A todo esto, hay que añadirle otra ventaja: la sostenibilidad. «La construcción industrial ofrece bastantes beneficios en cuanto a eficiencia energética, sobre todo por estandarizar los procesos, que sean más sencillos y automáticos y estén más reglados. Son cosas que al final van a revertir en el consumidor de este tipo de viviendas», comentó José Antonio Jiménez.

La construcción industrializada mejora la accesibilidad del solicitante de vivienda

«Hay una alta demanda de necesidades de vivienda que hay que cubrir», afirmó Sebastián Waliño. Algo que, según Fernando Larraza, sólo será posible mediante una construcción que se base en lo que «la tecnología ya ha permitido en otros sectores. Así se podrán ofertar viviendas en cantidad, calidad, precio y plazo». «La vivienda es la mayor inversión que va a realizar una familia en su vida, por lo que lo mejor es la construcción industrializada», concluyó Fernando.

«En la construcción tradicional se asumía que podía haber incertidumbre de precio y de plazos, ahora no. Tenemos unas garantías de calidades y ejecución máximas y con unos parámetros de sostenibilidad necesarios», coincidió Waliño.

La rehabilitación es otro de los grandes nichos en los que la construcción industrializada puede aportar valor y certidumbre. «Hay un parque mucho mayor de rehabilitación que de obra nueva», comentó Begoña López. Cada edificio tiene unas patologías diferentes según cómo haya envejecido por lo que hay que personalizar todo más», añadió. Algo que no quiere decir que en construcción industrializada todos los edificios sean iguales, «no es así».

Y un valor que aporta, además, es la rapidez. «Diseñando en fábrica y luego trasladándolo para la colocación te ahorras muchos plazos. A nadie le gusta tener 24 meses un andamio en su casa y de esta manera se puede hacer una rehabilitación en semanas», especificó Jiménez.

La construcción industrializada permite introducir mano de obra especializada sin distinción de género

La creación de empleo estable y de calidad es otra de las mejoras de la industrialización, sobre todo en perfiles que no son habituales en la construcción tradicional. «Es un hecho irrefutable que el sector no tiene mano de obra y dentro de cinco años se jubila la última generación dedicada a la construcción convencional», consideró López. Por ello, crear la industria y conseguir introducir esos perfiles menos habituales es relativamente fácil, además de que la industria es «mucho más estable que la construcción», y permite exportar. A medida que seamos más competitivos podemos acceder al mercado internacional». «Es fundamental industrializar todo el proceso. Antes la construcción se entendía cada parte por separado y ahora somos conscientes de que hay que abordar todo unido y todos en la misma mesa», añadió Waliño.

El sector tiene todavía grandes asignaturas pendientes, como la digitalización y conseguir la colaboración de las administraciones.

«Optamos por innovación abierta», explicó el director de Contratación de Altuna y Uría. «Mantenemos una línea de inversión anual que nos permite estar en contacto con ese tejido tan interesante que se está construyendo en torno a las nuevas tecnologías». «La digitalización es fundamental, le sacas rentabilidad en el minuto cero», aseveró López.

Contar con la colaboración de las administraciones es otra de las demandas recurrentes del sector. «Son quienes tienen que liderar esto», recalcó López. En el País Vasco, “hay una normativa más favorable, pero la problemática de la vivienda es un reto a largo plazo, no sirve solo una legislatura para arreglarlo” apuntó Ansoleaga.

Los ponentes concluyeron que «el primer reto es conseguir que se nos vea como industria, que lo somos. Y convencer al cliente de que las viviendas se pueden construir de otra manera, más precisa, más sostenible y de mayor calidad sin ser más caras. Tenemos que hablar todos el mismo idioma«.

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